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Historia sin nombre

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Mensaje  w0lf Vie Jun 06, 2008 1:09 am

Fuera soplaba el viento, con una furia inclemente, arrastrando copos de nieve y un frío que calaba hasta los huesos, la pequeña casa en la que vivian Lion, su hermana pequeña Alice y su madre, apenas les protegia de la ventisca, la humedad se filtraba por las paredes de madera, y las ratas deboraban el poco grano que tenian.

Su madre habia contraido una enfermedad que la mantenia postrada en la cama con unas fiebres que diríase que el propio infierno estaba dentro de ella, sus pulmones, llenos de flemas, apenas podían respirar y apenas reconocia a sus propios hijos.

Lion intentó cubrir mejor el cuerpo de su amada madre con la pequeña manta de lana, que era apenas unos jirones debido a los mordiscos de los roedores, con un paño humedo cubrio la frente de su madre y la miró, con una expresion mezcla de amor y temor.

La vida no habia tratado bien a Lion, su padre marcho hacia tres años, cuando él contaba tan sólo 12 años, reclutado por el señor de aquellas tierras, para ir a combatir al frente en las guerras contra los herejes del sur de francia, dejando a su esposa, a su hijo, y a la pequeña recien nacida, solos.

El padre nunca regresó, pero si lo hizo una comitiva del señor de Monfort, declarando que Arnou fue ajusticiado como hereje al unirse al bando de Trencavel, quemaron gran parte de sus pastos y mataron a los pocos animales que tenian, asimismo les subieron los impuestos y la familia de Lion se sumió en la pobreza más absoluta.

Lion miró a su hermana, la pequeña tenia el rostro demacrado por el hambre y la suciedad, sus grandes ojos azules se perdian en los rincones, mirando los roedores que cada dia aumentaban en numero.

Su madre lanzó un gemido y acto seguido tosió, la sangre manchó la manta y el paño cayo al suelo, Alice se sobresaltó, las lagrimas corrieron por su rostro demacrado, creando surcos entre la mugre que cubria su piel, Lion intentó limpiar la sangre lo mejor que pudo y tiró el trapo a un rincon, donde las ratas pronto darian cuenta de el, intentó hacer unas gachas con unos ajos secos y un puñado de harina, era todo de lo que disponia, y le sirvió a su hermana un cuenco, para intentar aliviar su hambre.

Estaba desesperado, cada día rezaba por su madre y su hermana, pidiendole ayuda a un Dios que parecia desoir sus plegarias y hacer caso omiso de sus hijos en la tierra.


La mañana siguiente, el viento amainó y Lion decidió probar suerte e intentar cazar algún conejo, cojió unos viejos enseres de su padre y dió un beso a su hermana que dormia en un jergon de paja y a su madre, la pequeña se movió en sueños y pronunció su nombre, tras lo cual Lion salió de la casa dispuesto a llevarle una pieza con la que poder alimentarla.

La nieve cubria la tierra y los arboles doblaban las ramas bajo el peso de esta, a Lion le daba una sensacion de paz sentir el frio aire en el rostro y el silencio que se adueñaba del lugar, se cubrió con la vieja capa de piel de oso que confeccionó su padre cuando el nació, en otros tiempos, que ahora parecian lejanos, respiro hondo y comenzó su deambular en busca de algo que poder cazar.

No podria decir cuanto tiempo vagó por los bosques, pero cuando ya parecia perder toda esperanza, atisbo unas pequeñas huellas en la nieve y se dispuso a seguirlas, con una flecha preparada en el arco que una vez fuera de su padre.

Atardecia cuando volvió a su hogar con tres conejos jovenes, pensando en un tiempo feliz, en el que su madre no estuviese enferma, y su hermana pudiese sonreir con sus rizos brillando bajo el sol primaveral, cuan feliz seria Lion si pudiese abrazarse a su madre y a la pequeña Alice, sin los problemas que arrastraba su familia desde la muerte de su padre, sabiendo que, dondequiera que estuviese, su padre podia sentirse orgulloso de su hijo.

Entró en la casa y vio a su hermana sentada en la única silla que tenian en la casa, su madre dormia, contempló su rostro y en él vió paz, parecia que la enfermedad que la aquejaba, le daba un momento de descanso, destripó los conejos y los puso a hervir con unos puñados de nieve, y una ramita de romero para darle un poco de aroma, sonrió cuando Alice se acercó al fuego atraida por el olor de la planta, que parecia aliviar el pesar de sus jovenes corazones.

Despues de la comida que les pareció un manjar, se permitió dormir un poco, con la sensacion de tener el trabajo bien hecho.

Al rato abrió los ojos, sobresaltado por una pesadilla, en la que cientos de personas ardian en una hogera en un prado manchado de sangre, en el sueño veía a su padre, consumido por las llamas, y podia sentir el lamento de la tierra al perderse cientos de vidas, cuyo pecado fue, ser buena gente..

A la luz de la luna se acercó a su madre, le tocó la frente y la notó fria, la piel estaba rígida y las manos contraidas por la muerte, que al fin, acabó con su sufrimiento.

Lion se quedó rigido, las lagrimas brotando de sus cansados ojos, al saber que habia perdido al ser más querido que jamás hallaría en vida, se arrodilló al lado de la cama mirando aquél rostro amado, que jamas volveria a abrir los ojos, supo entonces que núnca más volveria a abrazarle, jamas le volveria a cantar con aquella voz angelical, nunca mas le sonreiria cuando le trajese flores, ni se adornaria su largo cabello castaño con ellas, ni reiria con sus hijos, unos hijos por los que ella luchó, cada día de su vida fueron para ellos.

El amanecer le encontro dormido, abrazado al cadaver frío de su madre, perdida toda esperanza, toda ilusión, se habia dormido de cansancio, deseando que al despertar nada de eso fuese real, que todo hubiese sido un mal sueño, tenia la esperanza de que al despertar escuchar a su madre mandandole cortar leña y calentar agua para el baño, y si no era así, pregó por no despertar jamas, y poder perderse en los valles de sus sueños, con una familia feliz y sin preocupaciones, pero no seria asi.

Al abrir los ojos encontróse a la pequeña Alice al otro lado de la cama, mirando a su madre, sin ninguna expresion en su rostro, perdida la niñez antes de tiempo, miró a su hermano con los ojos rojizos por las lágrimas.

Lion se preparó para enterrar a su madre...

Al acabar entró en aquella casa en la que sólo eran felices las ratas y se envolvió con unos jirones las manos sangrantes fruto de la tarea de enterrar a su madre, ya no le quedaban más lágrimas para derramar, y se sentia muy cansado, abrazo a Alice, sintiendose más sólo que núnca, se sumieron ambos en un sueño intranquilo.


Escucharon el ruido de caballos al dia siguiente, seis hombres venian con la bandera del rey a cobrar los diezmos por la posesion de la miserable tierra en la que se aposentaba su hogar, al no poder pagar los altos tributos que se le pedian, sol hombres prendieron fuego a la casay ordenaron al chico que se marchase de ahi con la niña y lo poco que habia podido salvar, poco o nada les importó la situación en la que se encontraban, y menos el hecho de que pudiesen morir congelados en los bosques, o deborados por algún animal salvaje. Lion escuchó sus risas mientras disparaban alguna flecha a los niños azuzandoles a huir, internandose en los bosques de la región, para dejarles morir.

Intentó hacer un fuego con el pedernal, pero la madera estaba humeda y no prendía, cubrió a su hermana con la manta que habia cubierto a su madre en su lecho de muerte, y pasaron la noche temblando de frío, de pena, y de miedo por si algún animal salvaje les daba caza, decidió que salvaria la vida de Alice, aún a costa de la suya propia, no queria que su hermana muriese en aquel lugar, y no dejaria que ello pasase, la llevaria a alguna aldea o ciudad, donde podria vivir

Fué una noche muy fría, la mas fria que se recordaba en cinco años.

Marie salió de la casa para recibir a su marido, como cada atardecer habia hecho en 10 años de casados, le vió llegar junto a su hijo, ambos a caballo, cuando vió sobresaltada que su marido llevaba un bulto entre los brazos y su hijo, lo que parecia un cuerpo sin vida en la grupa de su caballo.

El hombre habia partido de caza con su hijo y en el bosque encontró a un niño abrazando a una pequeña de unos tres años, la habia envuelto en una manta raida y en una capa de piel de oso, para mantenerla caliente, a costa de morir conjelado, pudo mantener la vida de la niña, aunque esta tiritaba cuando Marie la entró en el hogar para darle calor y un poco de sopa de pollo para que la pequeña entrase en calor.

Su marido le relató como la encontró y miraron el cuerpo del niño, que sólo tendria un par de años menos que su hijo, su rostro frío, transmitia paz...

Enterraron su cuerpo a unos diez kilometros de donde descansaba su madre, pero eso la familia no lo sabia.

Ahora, tenian una pequeña, una niña bellisima, que al cabo del tiempo volvió a sonreir y la piedad del tiempo borró de su mente esos años tan duros, borró el recuerdo de su casa, el de su madre enferma y el de un hermano que dió su vida para salvar la de ella.
w0lf
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